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domingo, 2 de septiembre de 2012

Mérida McCartney.

Les oía, oís sus voces a lo lejos, torturándome la cabeza, "Hasta aquí he llegado" comenté a mis pensamientos, estaba aturdida, un poco mareada, tal vez si esperaba un poco antes de salir se me pasaba, al rato me puse en pié, cargué el Revolver del calibre 35 y las gemelas, cuales coloqué cada una en un bolsillo del pantalón, apreté los dientes y abrí la puerta. Acto seguido asome la cabeza y contuve la respiración durante 10 segundos, no se escuchaba nada, a lo lejos divisé una figura, creo que masculina, pues la forma del cuerpo no podía ser de otro sexo, ancho de espaldas, alto, se diría que pesa unos 94 kg aproximadamente, fuerte desde luego tenia que ser. Por supuesto estaba armado. "Mal sitio para ponerse diría yo" pensé "está a punta de pistola" supongo que o no sabe que estoy aquí o no me conoce demasiado, si no, no se hubiera puesto ahí, además ¿A quien se le ocurre dejar la puerta de la celda abierta con una asesina dentro? ¿Estarán esperando a que salga? Si es así van apañados; giré la cabeza hacia el otro lado del pasillo, no muy lejos se podía divisar una puerta, parecía despejado así que decidí salir intentado hacer el menor ruido posible, a punto de abrir la puerta miré de nuevo hacia atrás para comprobar que no había sido vista y no estaban guardándome las espaldas, para mi sorpresa no vi a nadie, ni si quiera el hombre estaba ya en su puesto. ¿Donde estaría? me pregunte, "mierda" dije en susurros, volteé el pomo de la puerta y entré en aquella sala oscura, demasiado oscura, pero mis ojos no tardaron mucho en acostumbrarse a la escasez de luz, estaba abandonada, bueno diría que todo el edificio en sí estaba abandonado, dí varias vueltas por la oficina, esperando hallar algo que pudiera ayudarme, una linterna, tal vez un mapa, tarjetas o documentos, pero aquello estaba pobre, muy pobre, no había ni "clips" muy triste, solo queda polvo y mas polvo. "Esto le encantaría a una limpiadora en paro" reí ante mi estúpido comentario. Derrepente escuché el sonido del pomo, alguien intentaba abrir la puerta, rápida y sigilosamente me coloqué detrás de la puerta, intentando dar un ultimátum al intruso. Creo que era el mismo hombre que había en el pasillo, el estomago me dio un vuelco cuando se asomó un poco, era enorme suficiente como para volcar un "trailer" entero ¿le mataría una bala? ¿Quizás, le haría algún efecto? Cerro la puerta a sus espaldas sin percatarse de mi solida presencia. -Hola Mérida ¿sabes? creo que tu y yo tenemos algo pendiente ¿no? - se giró y sus ojos se tornaron azules fogosos cuando me miro. Era Left.

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