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jueves, 30 de mayo de 2013

Mérida McCartney

Después de recorrer las calles de Seatlle con tremendo sigilo, llegué al lugar donde me había hospedado, un lugar al que llegué a llamar hogar demasiado pronto. Los últimos coches de patrulla que intentaban dar con alguna pista sobre mi, estaban despejando ya el camino, mientras los arboles se cubrían de una espesa bruma negra, la noche hacía visibles las luces que provenían de viejas farolas derrotadas por el peso del polvo que las cubría. No entendía nada, si Kate me había dicho que la ley sabia por donde había pisado y no quería cuentas conmigo ¿por qué me buscaban? ¿por qué ahora? ¿acaso era una trapa de Left? ¿o de Kate? Me dispuse a entrar en la cautelosamente en la casa, no quería que Left se diese cuenta de mi presencia, y mas en ese momento. Levante una ventana y me colé por el estrecho hueco, se notaba que Kate no estaba, aquello estaba demasiado oscuro y sucio. Con lo maniática que es, se notaba que no había vuelto, lo que mas raro aun me parecía, ¿donde andaba a estas horas? Pasé al salón, todo estaba revuelto, no mucho, pero suficiente como para saber que algo había pasado, ¿alguna pelea entre ellos? Tampoco me interesaba a estas alturas, abrí la puerta de mi cuarto y recogía las pocas pertenencias que tenia, un cuadro de mis padres, mis dos gemelas, y una mochila con algo de agua, comida, y crema. En este lugar nunca sabes lo que te vas a encontrar y menos en un bosque. En algún momento podías ser victima de un ataque de mosquitos, y no era de lo mas emocionante para alguien que es alérgico a ellos. Pensé varias veces en coger todos los folios con informes de casos, y victimas; me parecía demasiado pesado para cargar con eso, y si los perdías, estaba muerta, pero los necesitaba, eso era verdad. Así que rellene el poco espacio de la mochila con la carpeta roja, me tendría que aguantar. Al acercarme a la ventana de nuevo y mirar que nadie merodeaba por allí, pensé en dejar algo, una nota, o algo tirado que avisara de mi presencia, pero lo segundo no serviría de mucho en comparación a como estaba la casa esa noche, me sentí culpable a la vez, algo que pocas había sentido, ya que en mi labor, no se me podía permitir sentir ciertos sentimientos, o tal vez expresarlos, pero en aquel momento, me sentía mas humana que en cualquier otro momento. Mire de nuevo a la ventana, la noche oscura, y posiblemente fría me decían que seria algo corta como para huir, así que decidí no darle mas vueltas y cerré la ventana fuera, a mis espaldas. Alejándome de allí, sentí varias veces un nudo en la garganta, no podía dejar de pensar en que Kate, en el fondo, para mi ha sido como la madre que siempre me ha faltado, aunque claro, el lugar de mi verdadera madre nadie lo podrá ocupar, ella se acerca de todos modos. No la conocía a decir verdad, nunca me preocupe demasiado por acercarme a Kate, y tampoco a Left, supongo que ahora me arrepiento, porque casi 18 años de tu vida con una familia, son una perdida de tiempo si no te acercas a ellos, aunque yo tampoco quise adentrarme mucho en su circulo, solo por el daño que podría causarles a ellos, o a mi misma si les cogía demasiado cariño, y llegaban a sufrir por mi estúpida culpa. De repente el remordimiento hizo que me acordara de una cosa, volví de nuevo al lugar donde viví mis últimos meses y deje las llaves debajo de la maceta, así eran lo suficiente visibles para ellos. Eso serviría como nota de despedida.

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